Se fue el verano.
Inolvidables aquellas tardes sentadas en el poyete de la puerta de la calle comiendo pipas y contando los coches rojos (o azules, o blancos, o negros) que pasaban muy de tarde en tarde por la estrecha carretera.
Entonces había pocos autos, lo mismo que en aquellos días de la infancia, había pocos sinsabores, desengaños y preocupaciones.
Teníamos toda una vida por delante.
(Para ti, Maria)
Imagen: Mario Sánchez Nevado
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