sábado

Soledad

Me condena de la infinitud de los días  A permanecer desencontrados  Con tanta soledad que acecha,  Mustias esperanzas,  Falsos aniversarios sin vos.



Aunque no es el primero  ni el único a lo largo de mi vida, sí puedo sentir que que es uno de los más curdos, aciagos y solitarios de los que he vivido. La figura ausente de mi madre está más que viva a mi lado, La añoro, la extraño, la necesito y por encima de todo siento un enorme vacío al no tener ya que cuidarla y protegerla. Toda esta amalgama de vivencias precipitadas provocan en mí un vacío hiriente y afilado, que camina de la mano de este sufrimiento y dolor insoportable ante la partida de mi hijo, el dolor más incomprensible que puede otorgarte la vida.
Se fue quien me me engendró, se fue a quien engendré y aunque siguen presentes y latentes dentro de mí, en todos y cada unos de mis pensamientos y mis sentidos, no puedo alejar de mi esta locura de soledad y abandono que me acosa, porque sé que no volverán, que nunca jamás volveré a verlos ni a sentirlos físicamente, porque me cuesta aceptar que la vida consiste mayoritariamente en una continua pérdida de todo lo físico, y temporal.
Porque me revelo a aceptar perder a los que más quiero y más me quieren.